LA PROYECCIÓN REVERTIDA
La cualidad impenetrable del metal -oro, plata- y el carácter estable, inmutable, de estos, que nos remite a la profundidad desmedida del espejo, se nos antoja aquí traspasable por unas figuras que bien pudieran coincidir con representaciones de un mundo que se nos escapa como el aire entre las manos si no las reconocemos como proyecciones.
La proyección revertida –la imagen nos devuelve la mirada- como método de obtención de conocimiento, parece ser la propuesta de Juan Carlos Rodríguez (Madrid, 1958). Pero estas figuras se muestran ajenas al plano de proyección buscando un territorio un paso más allá. De esta manera quieren reclamar un certificado de realidad que no es el de un mero efecto de luz, adquiriendo así entidad por sí mismas y aportando ese carácter real al espacio en el que se desenvuelven.

Fernando Noguer

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ESPEJO, SUJETO

Se dice que el espejo es instrumento de constatación de la existencia del sujeto, que refleja la duda de este, que aporta, como reproductor de imágenes, conocimiento objetivo, verdad y claridad; y se le relaciona con conceptos como los de vanidad y sensualidad. No obstante, en la pinturas de Juan Carlos Rodríguez (Madrid, 1958) nos enfrentamos al hecho de que unas figuras lo atraviesan, hacia dentro o hacia fuera, otorgándole así estatus de ente con vida propia más allá que el de un mero instrumento de reflexión de la luz, y adquiriendo la naturaleza de un territorio en el que se desarrollan procesos propios, Es así como obtiene el espejo carácter de lugar iniciático, de tránsito, propicio a la transformación, y se nos ofrece como metáfora de introspección y proceso interno. Parecen, pues, las figuras, jugar el papel de constatación del espejo. En consecuencia, es éste quien representa aquí el papel de sujeto.
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Íñigo Arribas